Venía bien la nota hasta la frase final: “el llamado a la dignidad”. La dignidad no tiene nada que ver con la pobreza ni con el dinero. Creer que para ser digno tenés que irte a vivir a Estados Unidos es no entender absolutamente nada. La dignidad no se compra. Hay tantas compañías estadounidenses que pueden mostrar muy fehacientemente como se puede tener mucho dinero y ser personas absolutamente indignas.
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